Destilo el vigor y desfilo al filo, sigo siendo el mismo.
Para muchos la proeza de un introvertido, ese perdedor que nunca estuvo perdido, he madurado a la sombra de los momentos, me han educado circunstancias, no maestros, he cuestionado tantas veces lo que siento, acostumbrado a conversar con el silencio, y no siempre el que actúa a última hora es en balde, la hazaña es un premio, y se lo que quiero, si no levanto el vuelo moveré los brazos mirando al cielo, y si me caigo de la cama soñaré en el suelo.
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